26/12/07

Estoy tan cabreada como no recuerdo haberlo estado nunca.Esta mañana he tenido la feliz idea de hacer una transferencia desde mi cuenta naranja (y pensar que es mi color favorito...) a otra asociada y, por error, la he mandado a una cuenta cancelada. Bueno, no pasa nada, esto se soluciona rápido: ¡ Y una mierda! Me han tenido 50 minutos, no, 52, con la voz enlatada y la musiquita taladrándome la sesera; de un gestor inepto a otro más aún, hasta que una niña encantadora ¡pobrecita!, tras aguantar el chaparrón, se ha puesto en contacto con no sé qué otro departamento para comprobar si la transferencia se había realizado o aún se estaba a tiempo de rectificar.En esta operación se tarda tanto, tantísimo, que he tenido que colgar porque si nó no se llegaba a tiempo de que David cogiera el tren de regreso a Zaragoza. Por los pelos, oye; ya me veía yendo en coche hasta allá y eso sí que habría sido ya el acabose.

De vuelta a casa, escucho un mensaje de ING DIRECT en que se me comunica que la transferencia se había realizado automáticamente: ¡Esto es eficiencia, y lo demás tonterías! ¿Y para decirme eso me hacen perder más de 50 minutos de mi tiempo, de mi vida, de mi estabilidad emocional ( esa que tanto me cuesta mantener a flote...) ¡Con lo bien que yo habría estado tirada en el sofá, contemplando ese maravilloso paisaje que invade mi casa sin necesidad de asomarme siquiera a la ventana. Bien pensado, soy una tía con suerte.¡Que se j.... todos los que me han hecho perder mi paz pueblerina, que recuperaré en cuanto haya terminado de desahogarme y que ellos, casi con toda seguridad, no tendrán en toda su cochina existencia. Precio a pagar por su ineficiencia...¡Jo! ¿no me estaré pasando? Bueno, está bien: entono el mea culpa por haberme enfadado tanto y les deseo a todos ellos una feliz salida y entrada de año

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