25/12/09
5/5/09
6/1/09
Día de Reyes
La nieve se abre paso entre un tímido sol. Los gorriones y otro pájaro solitario, de plumaje gris con el pecho naranja, siempre bien peinado, bajan a comer lo que pongo en la puerta para los gatos callejero
(Ahora nieva más copiosamente; si sigue así, tal vez se cubra todo con ese precioso manto blanco que te induce a pensar que aún existe lo puro).Y a otra cosa. Anoche, víspera de Reyes, hubo cabalgata. Me enteré cuando oí y después ví desde casa los fuegos artificiales (vivo demasiado encerrada y eso tiene que cambiar).
Poco después llamaron a la puerta y ¡sorpresa! Eran los Reyes Magos, rodeados de gente (demasiado para una republicana) Pero, para mayor sorpresa todavía, el rey negro era mi cuñado. Y como prueba de ello, ahí van las fotografías que le hice.
Por cierto, hacía un frío helador y yo salí a la calle como estaba: en bata de seda y descalza, para no variar.
A pesar de ello, hoy sigo viva.
¡Qué pena que anoche mis hijos no hubieran sido pequeños...!
Ahora el ambiente es gélido. Una cigüeña pasa delante de mi ventana.
¡Mierda! Acaba de rompérseme una muela. Bueno, sólo es una muela.
Y al fín y al cabo "sólo" tengo 60 años.
5/1/09
Añoranza
Hoy la vista desde mi ventana es impresionante: todo el campo y los tejados están blancos, cuajados de hielo.El humo, también blanco, de las chimeneas, rompe la gelidez de la imagen, ayudado por bandadas de pájaros (¿palomas?) que de vez en cuando surcan el cielo, dotándolo de vida.
El alma se engancha al paisaje, impidiendo apartar la vista de él.
El alma se engancha al paisaje, impidiendo apartar la vista de él.
Mientras, las cigüeñas crotan en S. Agustín.
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