Hoy la vista desde mi ventana es impresionante: todo el campo y los tejados están blancos, cuajados de hielo.El humo, también blanco, de las chimeneas, rompe la gelidez de la imagen, ayudado por bandadas de pájaros (¿palomas?) que de vez en cuando surcan el cielo, dotándolo de vida.
El alma se engancha al paisaje, impidiendo apartar la vista de él.
El alma se engancha al paisaje, impidiendo apartar la vista de él.
Mientras, las cigüeñas crotan en S. Agustín.
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